viernes, 29 de mayo de 2009

Looser!


A esta altura me siento una experta en el arte de perder, de extraviar… soy toda una perdedora. Y que no se malinterprete, no lo digo con orgullo, pero lo de arte, ya se darán cuenta por qué.
Lo que más rápido se va de mis manos son celulares y plata. ¿Quien alguna vez no perdió algo de valor?, seguramente muchos, pero lo mío es una constante. A tal punto que los que me conocen ya no saben como interpretar estos descuidos. Suelo decir en forma de broma que no me apego a las cosas materiales, terrenales, lo que se que no es cierto, soy menos espiritual que una tarde de Shopping.
El tema de la plata es todo un tema, no pierdo de a 10, de 20 o de 50, esos billetes siempre sobreviven para que los dilapide de forma conciente, la hago corta, directamente pierdo de 100 en 100.
Lo más triste es que a pesar de que tengo alguna idea de cómo es que desaparecen, y trato de no cometer el mismo error, siempre encuentro una forma nueva. He aquí lo del arte.
No hará cosa de un mes, en el apuro puse uno de estos billetes lilas en el bolsillo de atrás de mi pantalón, donde además siempre guardo el encendedor, otro objeto que pierdo a diario pero sin tanta preocupación, (valen un peso en cualquier quiosco y todavía los puedo reponer al mismo ritmo que desaparecen). Después de andar un buen rato por la vida lo busco y ohhh sorpresa!!!!, no estaba más…Claro, tanto poner y sacar el encendedor del pantalón seguramente el billete se cayó.
Así es como hace un par de días en otro apuro tomé el prócer en cuestión, que anteriormente lo había hecho un rollito, y estuve a punto de ponerlo en el pantalón. Wrong!!!!! danger!!!! Sonó la alarma en mi cabeza, me rescato y tal cual estaba lo meto en la billetera. Este billete sobrevivió cosa de tres días enrollado de esta forma, hasta que lo busqué y obvio no lo encontré. Pienso, pienso, pienso en que momento se me cayó, y me acuerdo que tuve que pelar la credencial (la chapa de periodista a veces es perjudicial) que estaba en mismo compartimiento que el billete. Ahora se que por qué las billeteras vienen con la forma a lo largo y tienen aparte ranuritas para tarjetas. Pero ¿tan caro me resulta aprender?
Lo peor de todo es que, no conforme con quererme matar cada vez que me doy cuenta que me falta algo, deprimirme, llorar y patalear, tengo que aguantar las cagadas a pedo de mi pareja, que con razón, se pregunta donde tengo la cabeza!!!!! Y bueno, deber ser lo primero que perdí.
Y una que en esos momentos espera palabras de consuelo como “no te preocupes, la plata va y viene”, “a todos nos pasa”, “veni te hago unos mismos…” En cambio tengo que desadmitirlo del Messenger hasta que termine el rosario de puta madre.

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