sábado, 27 de junio de 2009

Quién nos quita lo votado

Qué predecible es el ser humano en sus actitudes. Finalmente, todo se reduce a la mera competencia, a superar un adversario.
Con el corazón en la mano (y en la boleta), con la convicción de saber hacerlo mejor o con cualquier paracAída, sí; cualquier diferencia entre los integrantes de cualquier raza se termina definiendo en la cuantitativa irrefutabilidad de un resultado. Desde una final de la NBA, hasta la más vana discusión casera, todo se simplifica en la consecuencia y no en el proceso.
El Chaco (al igual que todo el país) se apresta a vivir un nuevo proceso electoral; la fiesta de la democracia. Lástima que el cotillón no es otro que el sobrante de los últimos 20 años y el catering ya esta humedecido por tanta recalentada. Es lo que hay y no es mucho.
Lo importante, indudablemente, será que en este marco tendremos otra vez la posibilidad de elegir. Muchos dirán que es sólo la ilusión inocente de los pueblos de que pueden cambiar algo para que nada cambie, pero algo será innegable para cualquiera: no hay sistema mejor, falta sólo que mejoren los actores pero esa es otra historia.
Ya sea en bicicleta o 4x4, con actos transmitidos en cadena provincial o pequeñas reuniones que convocan a decena de personas, cada espacio ha hecho lo suyo.
Ahora sólo queda votar, controlar, esperar, contar y aceptar. Es un nuevo capítulo del proceso democrático; ese que, imperfecto y con partícipes corruptibles, tanto han luchado otras generaciones para recuperar.
Mañana será un gran día y todos debemos disfrutarlo. De vivir y morir en función del resultado ya se encargarán otros; en principio se debe tener bien presente que nadie puede quitarnos lo votado.

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