jueves, 19 de noviembre de 2009

¡LA MANO NEGRA!


Pobre Thierry Henry. De golpe pasó de ser uno de los mejores delanteros de los últimos años al mayor ladrón del fútbol mundial. En este momento no puede pasar ni por espacio aéreo irlandés porque quizás lo meten preso y su imagen es la más repetida de las últimas horas como el gran deshonesto internacional. Sí, por encima de los que definen mucho más que un pasaje a un torneo deportivo.
La mano negra sin dudas, con una acción a todas luces ilegal (tomando en cuenta la legalidad de un reglamento deportivo), literalmente le robó la clasificación al mundial a los buenos chicos de Irlanda. Y punto.
No entiendo demasiado qué esperaban que hiciera él aquellos que hoy lo fusilan sin piedad. No me imagino, ni en un rebusque jugado en la esquina de casa, con la cancha de ripio que arman los pibes cada tanto parando para que pase algún auto que ose interrumpir ese momento sagrado, que un goleador pare todo el festejo para decir “no señor, este gol nuestro no vale”. Los argentinos en particular no debemos ser hipócritas: Maradona tardó alguna década en decir públicamente, y no en voz muy alta precisamente, que el 1 a 0 ante Inglaterra del ’86 había sido “el puñetazo más hermoso de la historia de los mundiales”.
Déjenlo tranquilo al bueno de Henry, que de última si tenía que elegir quién lo iba a odiar prefiere sin dudas a ese país británico que le queda lejos a todo Sanit Denis y el pueblo galo que sin dudas lo linchaba y ni dejaba que abandone el estadio ante el menor atisbo de “honestidad deportiva”.
Si hasta me resulta raro estar hablando de faltar al Fair Play en una situación como esta. El jugador no puede ir contra su naturaleza, que es la de buscar el objetivo. Romper el juego limpio es herir o atentar contra alguien en función de ese objetivo. Déjenme con mi locura, pero me molesta más la roja no puesta a un tipo que pega a sabiendas de lo que puede generar que uno que “saca ventaja” de poner la mano… incluso en un acto reflejo que después lo terminó beneficiando.
Del árbitro y el asistente podríamos escribir un libro. Ellos sí que no pueden sacarse la responsabilidad del bochorno al punto que sus intenciones sí puedan estar en duda… viene con el puesto.
Su único trabajo es evitar que una jugada antirreglamentaria beneficie a alguna de las partes. Sólo de ellos y otros dos “jueces”, no de Henry. Estaban tapados, sí. Fue una jugada rápida, sí. Pero una “llevada” tan clara que hasta en voley era falta no se puede perdonar; sobre todo si se piensa en que antes incluso hubo posición adelantada de dos franceses (a falta de uno).
A veces llego a lamentar que el fútbol, la pasión que genera, se desvirtúe en todo lo que lo rodea. No se definió una cuestión de Estado, sino una justa deportiva; con todo lo que eso significa al máximo nivel. Hay mucha más deshonestidades dando vueltas como para crucificar a Tití.
Que se entienda: si a la selección Argentina le pasa algo así (como sucediera con el brasileño Elano en alguna Copa América) me sumo al llanto nacional y puteamos al que se nos cruce con un coro más desafinado que Ileana Calabró. Pero ladrones son otros, deshonestos son otros. Si el tipo hasta reconoció que hizo algo fuera de “la ley” porque sabe que no es pecado mortal; no de él, al menos.
Aguante Thierry. Estoy seguro que en la próxima metés la mano de nuevo y volvés a reconocerlo sin dudar; como lo harían los irlandeses, los señoritos ingleses y cualquiera al que quede al lado del arco y solo llegue de esa manera. A quienes tanto le moleste, que aprueben la utilización de las cámaras para verificar… y sigan “llorando”, porque eso también es el fútbol. Como la vida…

Mauro Bistman
periodista

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